lunes, 15 de febrero de 2010

A puerta cerrada . Cananea y Pasta de Conchos . Marcela Gómez Zalce

15 febrero 2010
gomezalce@aol.com

• El cadáver político de Bucareli
• Queja ante la CIDH

La ley, como la telaraña, mi estimado, enreda al débil pero es rota por el fuerte. Vertiginoso inicio de semana con la inédita cascada de absurdas explicaciones sobre los motivos de la renuncia a la PANdilla por parte del titular de Bucareli, quien regala joyitas como me quedo porque no soy cobarde (?).

Chingón.

Fernando mandó al diablo a los azules, sin explicar sus simpáticas razones, aferrándose a un cargo que necesita de la confianza integral para tender los puentes políticos, sin darse cuenta que es un cadáver cuyo ataúd pesa en la espalda de Los Pinos. Porque cualquier nuevo pacto, acuerdo y/o arreglón, no tendrá el crédito suficiente en el banco del ánimo de quienes se sienten a esa desacreditada mesa. Una vez más Felipe Calderón paga con la misma mezquina moneda que muchos panistas han sufrido; habría que preguntarle a Santiago Creel la empinada que le puso el gymboree (con minúsculas) presidencial y su jefecito en la época en que se estaba desdoblando el frankenstein electoral.

Lo divertido es la atractiva formulita de esta PANdilla en el poder (del no poder) de hacerse la vida imposible, cuando el volátil contexto es complicado.

El reciente ejemplo del fallo judicial en contra del sindicato minero en Cananea es prueba suficiente de que los intereses de Los Pinos son los intereses de Grupo México. Y los intereses de Germán Larrea son, no sólo darle flit al liderazgo de Napoleón Gómez Urrutia, sino aplastar el derecho de huelga y los de la clase trabajadora que ve, una vez más, la ausencia de la ley en este (des)gobierno, que junto al de Vicente Fox, ha emprendido una persecución feroz, convertida ya en una venganza personal, para aplastar al sindicato de los mineros que han logrado la solidaridad internacional —USW, AFL-CIO, FITIM, ICEM— con la entrada de una queja ante la CIDH con sede en Washington que, aunque no lo parezca, generará estupendas tensiones bilaterales.

Y mientras los mineros lograban una suspensión temporal que les da una pequeña bocanada de oxígeno para impedir que sean desalojados de la mina por la fuerza, Grupo México anunciaba que… no habrá desalojo en Cananea en el corto plazo, pero (siempre hay un pero) exhortó a las autoridades federales, estatales y municipales a que lleven a cabo acciones preventivas (subtle term) para desalentar la confrontación. En otras palabras, impedir (¿al costo que sea?) que gente violenta llegue a Cananea, evitar la concentración de gente violenta.

Quizá, mi estimado, porque no se necesita ser una lumbrera con tres neuronas (de preferencia que no sean motoras) para pronosticar lo que va a suceder en ese importante territorio cuna de la Revolución: madrazos.

Sobre todo cuando los argumentos legaloides de Grupo México —apoyados por el secretario del Trabajo (sucio), Javier Lozano—, aduciendo asuntos de fuerza mayor para recuperar la mina chocan con la realidad que… ésta puede funcionar de inmediato sin problemas. Tan es así, que Larrea & Co informaron que hoy darán a conocer un programa de beneficio para los trabajadores y convencerlos de que acepten su liquidación, y posteriormente su recontratación (ring a bell, SME?), cuando se sabe de sobra que ya hay un sindicato blanco (¿qué… hay de otros?) listo y con su listón para comenzar a laborar en la mina.

El (des)gobierno de Felipe Calderón tiene una bomba de tiempo en sus manos (another one?!) porque los mineros van a defender con su vida su fuente de trabajo y su legítimo derecho de huelga. Y Grupo México y Los Pinos van a defender el derecho del Estado para aplastar movimientos incómodos, así que el estallido es previsible y prenderá la mecha (corta) del cacareado colapso rápido.

Lo único que falta es que la caterva de genios, de ilustres asesores y de mentes brillantes que rodean al alucinado calderón ordenen la entrada del Ejército y de la policía federal para sacar a los mineros de Cananea en estos días previos… a otro explosivo aniversario: el de Pasta de Conchos.

Ahí donde por negligencia empresarial fallecieron 65 mineros por trabajar en condiciones deplorables para una empresa que tiene de $obra para tejer sus alianzas al precio que sea. Ahí donde se inició la atroz persecución contra Gómez Urrutia. Ahí donde Fox le ordenó a Moreira, quien lo denunció públicamente, armar un expediente a la medida y encarcelarlo.

La ingenua duda es si Pasta de Conchos y Cananea son ingredientes suficientes para detonar aún más, my friend, la emoción presidencial que se crece ante la peligrosa adversidad…
gomezalce@aol.com

jueves, 11 de febrero de 2010

Desigualdad de género. La misoginia como problema de salud pública

Amartya Sen

Amartya Sen, Premio Nobel de Economía en 1998. En este ensayo, que se puede aplicar a cualquier rincón del planeta, detecta problemas específicos derivados del trato desigual que padecen las mujeres en el Subcontinente Indio.

I.
Hace más de un siglo, en 1870, la reina Victoria se quejaba en una carta a Sir Theodore Martin de "esa enloquecida y perversa tontería que llaman 'derechos de la mujer'". No cabe duda de que la imponente emperatriz de la India no necesitaba para sí la protección que hubiera podido ofrecerle el reconocimiento de esos derechos.
A los ochenta años, en 1899, podía escribir a Arthur James Balfour: "No estamos interesadas en la posibilidad de la derrota: no existe." La manera como se desarrollan las vidas de la mayor parte de la gente, frecuentemente mermadas o destruidas por la adversidad, no es precisamente ésta. Y dentro de cada comunidad, cada nacionalidad y cada clase social, el peso más arduo casi siempre recae, de una manera desproporcionada, sobre las mujeres.
El mundo en que vivimos, agobiado por el sufrimiento, se caracteriza por una distribución profundamente desigual del peso de las adversidades entre los hombres y las mujeres. La inequidad de género existe en casi todos los rincones del planeta, del Japón a Marruecos, de Estados Unidos a Uzbekistán. Sin embargo, esta desigualdad entre los hombres y las mujeres no es la misma en todas partes; puede adoptar formas muy diversas. La falta de equidad de género no es un fenómeno homogéneo, sino un conjunto de problemas distintos e interrelacionados. Voy a concentrarme aquí sólo en algunas de sus formas.
Desigualdad en la mortalidad. En algunas regiones del mundo la desigualdad entre mujeres y hombres tiene que ver directamente con asuntos de vida o muerte, y se manifiesta de manera brutal en un índice desproporcionadamente alto de mortalidad para las mujeres, con el consecuente predominio de los varones en la población total. La preponderancia numérica de las mujeres es, por el contrario, común en las sociedades en donde los prejuicios de género casi no interfieren en la nutrición ni en el acceso a los servicios de salud. Lo desigual de la mortalidad se ha observado y documentado ampliamente en el norte de África y en Asia, incluidas China y las naciones del sur de Asia.
Desigualdad en la natalidad. Dada la preferencia que se tiene por los niños varones en las sociedades dominadas por los hombres, la inequidad de género puede manifestarse en la inclinación de los padres a tener un hijo en lugar de una hija. Hubo un tiempo en que esta inclinación no pasaba de ser un deseo —un sueño o una pesadilla, dependiendo del ángulo desde el que se mirara. Pero con el acceso a las técnicas modernas para determinar el género de un feto, el aborto sexoselectivo se ha vuelto común en muchos países. Es una práctica generalizada en el Asia oriental, sobre todo, y en China y Corea del Sur en particular; pero también se advierte en Singapur y Taiwán, y comienza a surgir como un fenómeno estadísticamente significativo en la India y en otras partes del sur de Asia. Se trata de un sexismo de alta tecnología.
Desigualdad de oportunidades básicas. Los prejuicios antifemeninos bien pueden no manifestarse o manifestarse muy poco en las características demográficas, pero aún quedan muchas maneras de dejar a las mujeres en desventaja. Afganistán es quizás el único país en el mundo cuyo gobierno decidió impedir activamente el acceso de las niñas a la escuela (el régimen talibán combinaba ésta con otras formas masivas de desigualdad de género), pero hay muchos países en Asia y África, e incluso en Latinoamérica, donde las niñas tienen una oportunidad mucho menor de asistir a la escuela que la que tienen los niños. Otras deficiencias relacionadas con las oportunidades básicas que se ofrecen a las mujeres van desde la falta de estímulos para desarrollar talentos personales, hasta la participación no equitativa en las funciones sociales de la comunidad.
Desigualdad de oportunidades especiales. Aun donde hay relativamente poca diferencia entre los hombres y las mujeres en cuanto a oportunidades básicas —incluida la escuela—, las oportunidades para la educación superior pueden llegar a ser mucho menores para ellas que para ellos. De hecho, el prejuicio de género en la educación superior y en el acceso a una preparación profesional es también perceptible en los países más ricos del mundo, en Norteamérica y en Europa. A veces este tipo de asimetría se ha fundamentado en la idea aparentemente inocua de que los "terrenos" de las mujeres y de los hombres son simplemente distintos. Esta tesis se ha defendido de diferentes maneras a través de los siglos, y siempre ha gozado de un fuerte apoyo, tanto implícito como explícito.
Desigualdad profesional. Tanto en el acceso al empleo, como en la posibilidad de ascender a puestos mejores, las mujeres enfrentan con frecuencia obstáculos mayores que los hombres. Un país como el Japón puede ser bastante igualitario en cuestiones de demografía o de oportunidades básicas, e incluso, sustancialmente, en educación superior, y sin embargo el ascenso a puestos elevados parece ser mucho más problemático para las mujeres que para los hombres.
Desigualdad en las posesiones. En muchas sociedades, la distribución de la propiedad puede ser también muy desigual. Aun las propiedades básicas, como las casas y la tierra, suelen estar repartidas de una manera muy asimétrica. La falta de reclamaciones sobre la propiedad puede debilitar la voz de las mujeres, pero también puede hacerles más difícil la participación y el desarrollo en actividades comerciales, económicas e incluso sociales.
Desigualdad en el hogar. Las desigualdades fundamentales son frecuentes en las relaciones de género dentro de la familia y en el hogar, y pueden adoptar muy distintas formas. Es bastante común en muchas sociedades que se dé por sentado que los hombres naturalmente trabajarán fuera de casa, mientras que las mujeres sólo podrán hacerlo si tienen la posibilidad, y sólo en tal caso, de combinar ese trabajo con las diversas obligaciones domésticas, ineludibles y desigualmente repartidas. A esto se le llama en ocasiones "división del trabajo", al tiempo que se adopta una actitud indulgente con las mujeres que lo perciben como una "sobrecarga de trabajo". El alcance de esta falta de equidad incluye no sólo relaciones desiguales dentro de la familia, sino desigualdades derivadas de ellas y que tienen que ver con el trabajo y el reconocimiento en el mundo exterior. Por otro lado, la establecida persistencia de este tipo de "división" del trabajo, o sobrecarga, puede tener también efectos de largo alcance en la manera de entender y valorar los distintos tipos de trabajo en los círculos profesionales. En los años setenta, cuando empezaba yo a investigar sobre la desigualdad entre los géneros, recuerdo la fuerte impresión que me causó el hecho de que el Manual de requerimientos nutricionales de la Organización Mundial de la Salud, al presentar los "requerimientos calóricos" para distintos grupos de personas, decidiera clasificar el trabajo doméstico como una "actividad sedentaria" que requiere un mínimo gasto de energía. Me fue imposible determinar exactamente cómo se obtuvo ese dato tan notable.
II
Es importante tomar en cuenta las implicaciones de la diversidad de formas que adopta la desigualdad de género. De su reconocimiento se desprende que resulta imposible enfrentar y superar la desigualdad entre los hombres y las mujeres con la aplicación de un solo remedio. Un mismo país puede pasar, además, a lo largo del tiempo, de una forma de desigualdad de género a otra. Las distintas formas de desigualdad de género pueden, por añadidura, imponer a los hombres y a los niños obstáculos que vienen a sumarse a las dificultades que enfrentan las niñas y las mujeres. Para entender hasta qué punto es nociva la desigualdad de género, tenemos que ver más allá de la difícil situación de las mujeres y examinar los problemas que el trato asimétrico contra ellas origina también para los varones. Los distintos tipos de inequidades tienden, por último, a alimentarse unos a otros, y debemos ser conscientes de sus conexiones.
En adelante, una parte sustancial de mi enfoque empírico estará dirigido a dos de los tipos más elementales de desigualdad de género: la desigualdad en la mortalidad y la desigualdad en la natalidad. Mi atención estará puesta de manera particular en la desigualdad de género en el sur de Asia, conocido también como el Subcontinente Indio. Al tiempo que aíslo el Subcontinente, para dedicarle una atención especial, quisiera poner en duda la idea complaciente de que Estados Unidos y Europa occidental están al margen de los prejuicios de género, sólo porque algunas de las generalizaciones empíricas que pueden aplicarse a otras regiones del mundo no se sostendrían en Occidente. Son tantas las caras que tiene la desigualdad de género que mucho depende de la cara que enfrentemos.
Pongo en consideración el hecho de que la India, lo mismo que Bangladesh, Pakistán y Sri Lanka, han tenido jefes de Estado mujeres, lo que no ha ocurrido en Estados Unidos ni el Japón (y no es muy factible que ocurra en el futuro inmediato, a mi juicio). De hecho, en el caso de Bangladesh, donde tanto el primer ministro como el líder de la oposición son mujeres, uno puede comenzar a preguntarse si habrá la posibilidad de que algún hombre ascienda pronto a una posición de liderazgo en esa región. Para ofrecer otro pequeño testimonio anecdótico contra la complacencia de Occidente en relación con este tema: proporcionalmente, yo tenía muchas más colegas mujeres en puestos académicos cuando daba clases en la Universidad de Delhi —y esto fue en los años sesenta— que las que tuve en los noventa en la Universidad de Harvard, o las que tengo ahora en Cambridge, en el Trinity College.
En la mayor parte del Subcontinente, con sólo algunas excepciones (como Sri Lanka y el estado de Kerala en la India), las tasas de mortalidad femenina son mucho más altas de lo que podría esperarse, dados los patrones de mortalidad de los hombres —en los grupos de edad respectivos. Este tipo de desigualdad de género no necesariamente involucra una conciencia de homicidio, y sería un error tratar de explicar este vasto fenómeno trayendo a cuento los casos de infanticidio femenino que se han reportado en China o en la India: esos son episodios verdaderamente terribles, pero relativamente raros. La desventaja de las mujeres en relación con la mortalidad se da, más bien, a través de la extendida negligencia respecto de la nutrición, la salud y otras necesidades que influyen en su supervivencia.
En ocasiones se da por sentado que hay más mujeres que hombres en el mundo, ya que ese predominio numérico existe, como bien se sabe, en Europa y en Norteamérica, donde la proporción de mujeres a hombres es en promedio de 1.05 (es decir, alrededor de 105 mujeres por cada 100 hombres). Las mujeres, sin embargo, no sobrepasan numéricamente a los hombres en el mundo visto en su totalidad. De hecho, sólo hay alrededor de 98 mujeres por cada 100 hombres en el globo. Esta "insuficiencia" de mujeres es más aguda en Asia y en el Norte de África. El número de mujeres por cada 100 hombres en la población total corresponde a 97 en Egipto e Irán, 95 en Bangladesh y Turquía, 94 en China, 93 en la India y Pakistán, y 84 en Arabia Saudita (aunque este último porcentaje está considerablemente disminuido por la presencia de trabajadores migrantes varones que provienen de otras partes de Asia).
Se ha constatado ampliamente que, dado un trato similar en la atención médica y la alimentación, las mujeres tienden típicamente a tener porcentajes más bajos de mortalidad —en relación con su edad— que los hombres. De hecho, los fetos de sexo femenino suelen tener también probabilidades más bajas de sufrir un aborto que los fetos de sexo masculino. En todas partes del mundo nacen más niños que niñas (y una proporción todavía mayor de fetos de sexo masculino son concebidos, en comparación con los de sexo femenino); pero, a través de sus respectivas vidas, la proporción de los hombres va disminuyendo a medida que se pasa a grupos de edad más avanzada, ya que los índices de mortalidad de los hombres son típicamente más altos. El número superior de mujeres en relación con la población masculina en Europa y en Norteamérica es un resultado de esta más alta probabilidad de supervivencia que muestran las mujeres a distintas edades.
En muchas partes del mundo, sin embargo, las mujeres reciben menos atención y cuidados médicos que los hombres, y las niñas en particular mucho menos apoyo que los niños. Como resultado de este prejuicio de género, los índices de mortalidad de las mujeres exceden con frecuencia los de los hombres en estos países. El concepto de "mujeres faltantes" se ha elaborado con el objeto de dar una idea de la enorme dimensión del fenómeno de la mortandad entre las mujeres; se trata de enfocar a todas aquellas mujeres que sencillamente no están presentes, debido a que los índices de mortalidad de su sexo son desproporcionadamente altos en comparación con los de los hombres. El propósito fundamental es encontrar una manera sencilla, pero eficaz, de entender la diferencia cuantitativa entre el número real de mujeres en estos países y el número de mujeres que podríamos encontrar allí, si el patrón de mortalidad de género fuera similar al de otras partes del mundo, donde no se obstaculiza significativamente el acceso de las mujeres a los servicios médicos y a otras formas de atención relevantes para su supervivencia.
Podemos tomar la proporción de mujeres a hombres que existe en el África subsahariana como estándar, ya que allí los prejuicios contra las mujeres son relativamente escasos y no afectan su acceso a los servicios de salud, como tampoco influyen en su posición social ni en los índices de mortalidad, y ello a pesar de que los números absolutos sean terribles tanto para los hombres como para las mujeres. Cuando calculaba la dimensión del fenómeno de mujeres faltantes a mediados de los ochenta, utilicé como estándar la proporción de mujeres a hombres que había en el África subsahariana, es decir, de 1.022 aproximadamente. Así, por ejemplo, si se toma la proporción de mujeres a hombres en la India, que es de 0.93, hay una diferencia total del nueve por ciento (respecto de la población de varones) entre esa proporción y el estándar subsahariano que se utilizó como medida de comparación. En 1986 esto arrojaba una cifra de 37 millones de mujeres faltantes. Tomando ese mismo estándar, el número de mujeres faltantes ascendía en China a 44 millones, y era evidente que, para el mundo visto en su conjunto, la magnitud de la pérdida de mujeres fácilmente excedía los 100 millones. El número de víctimas que ha reclamado el prejuicio de género es, pues, sorprendentemente alto.
¿Cómo se puede revertir esto? Algunos modelos económicos han tendido a relacionar la negligencia que sufren las mujeres con su falta de poder económico. Ester Boserup, una de las primeras economistas del feminismo, en su libro clásico El papel de la mujer en el desarrollo económico, publicado en 1970, planteaba que la posición social de las mujeres se eleva con la independencia económica (como la que permite el empleo remunerado). Otros han intentado vincular la negligencia que afecta a las niñas con los más altos rendimientos económicos que, a la larga, proporcionan los varones a la familia, en comparación con las mujeres. Yo creo que la línea de razonamiento anterior, que pone una mayor atención en aspectos sociales y que nos lleva más allá de un testarudo cálculo de los rendimientos relativos que acarrea el criar niños en comparación con niñas, es más amplia y prometedora; pero, independientemente de qué interpretación se escoja, el empleo remunerado, especialmente en puestos más gratificantes, tiene claramente un papel en el mejoramiento de las perspectivas vitales de las mujeres y las niñas, tal como sucede con la escolaridad. Existen otros factores, además, capaces de mejorar la posición de las mujeres y de elevar su voz en las decisiones familiares.
La experiencia del estado de Kerala en la India es aleccionadora en este sentido. Kerala ofrece un fuerte contraste con muchas otras partes del país, en cuanto a que apenas exhibe o incluso carece de prejuicios relacionados directamente con la mortalidad. Las expectativas de vida de la mujer en Kerala, al nacer, están por encima de los 76 años (comparadas con los 70 para los hombres), y, más insólito aún, la proporción entre mujer y varón en la población de Kerala, de acuerdo con el censo del 2001, es de 1.06: casi la misma que la de Europa o la de Norteamérica. Kerala cuenta con una población de 30 millones, de modo que es un ejemplo que abarca a buen número de personas. Las variables causales relacionadas con el aumento de poder de las mujeres pueden verse en acción aquí, ya que Kerala ofrece un muy alto nivel de escolaridad a sus mujeres (casi universal para los grupos más jóvenes) y un acceso mucho mayor a empleos bien pagados y respetados.
Otra de las influencias en el aumento de poder de las mujeres, la disminución de la fertilidad, también se observa en Kerala, donde el índice de fertilidad ha caído muy rápido (mucho más rápido, dicho sea de paso, que en China, a pesar de las medidas coercitivas de los chinos para controlar la natalidad). El índice de fertilidad en Kerala es de 1.7 (que a grandes rasgos significa un promedio de 1.7 niños por pareja), y es uno de los más bajos de los países en desarrollo —aproximadamente el mismo que tienen Gran Bretaña y Francia—, y mucho más bajo que el de Estados Unidos. En estos datos podemos constatar la influencia general que pueden ejercer tanto la educación como el aumento de poder de las mujeres.
Debemos, sin embargo, tomar nota también de otros aspectos singulares de Kerala, incluidas las propiedades de que disfrutan las mujeres en el seno de una influyente porción de la población hindú (los Nairs). Entre esos aspectos estarían: la apertura al mundo exterior y su interacción con él (los cristianos conforman alrededor de una quinta parte de la población y han estado en Kerala desde el siglo IV: mucho más tiempo del que han pasado, por ejemplo, en Gran Bretaña; los judíos, por su parte, conforman también, en este estado, una comunidad muy antigua), y la política activista de izquierda, que se ha comprometido de manera particular con el problema de la igualdad, y ha tendido a enfrentar con firmeza los asuntos de falta de equidad (no sólo entre las clases y las castas, sino entre hombres y mujeres). Estas influencias pueden actuar en la misma dirección que el impacto de la escolaridad y el empleo de las mujeres para reducir la desigualdad en la mortalidad, pero pueden también tener papeles diferentes cuando se trata de enfrentar otros problemas, en particular el problema de la desigualdad en la natalidad.
III.
El problema del prejuicio de género en relación con la vida y la muerte ha sido muy discutido, aunque existen otros aspectos de la desigualdad de género que es urgente investigar a fondo. Voy a señalar cuatro fenómenos sustanciales que se han observado ampliamente en el sur de Asia.
Está, en principio, el problema de la deficiente nutrición de las niñas si se compara con la de los niños. En el momento de nacer, como es obvio, las niñas no presentan más carencias nutricionales que los niños, pero esta situación cambia a medida que el tratamiento desigual de la sociedad toma las riendas y trastoca la falta de discriminación de la naturaleza. Al interpretar el proceso causal que conduce a esta desventaja para las mujeres, es importante enfatizar que el nivel nutricional menor de las niñas puede no estar directamente relacionado con el hecho de haber recibido menos alimentación que los niños. Con bastante frecuencia las diferencias surgen más bien de la negligencia que sufren las niñas, en comparación con los niños, para ser atendidas médicamente. De hecho, existe información directa sobre la negligencia médica comparativa que experimentan las niñas, en relación con los niños, en el sur de Asia. Cuando, al lado de Jocelyn Kynch, estudié los datos de admisión de dos grandes hospitales públicos en Bombay, fue sobrecogedor encontrar clara evidencia de que las niñas admitidas estaban típicamente más enfermas que los niños, de donde se desprende que una niña, para ser llevada al hospital, tiene que estar más débil y más grave. La desnutrición puede ser el resultado de una mayor incidencia de enfermedades capaces de afectar negativamente, tanto la absorción de nutrientes como el desempeño de las funciones vitales.
Hay, en segundo lugar, una elevada incidencia de desnutrición materna en el sur de Asia. De hecho, en esta parte del mundo la desnutrición materna es mucho más común que en casi cualquier otra región. Comparaciones del índice de masa corporal, que es esencialmente una medida de peso en relación con la altura, muestran esto con suficiente claridad, lo mismo que las estadísticas de efectos característicos, como la frecuencia con que la anemia se presenta.
Existe, en tercer lugar, el problema de la recurrencia de un peso bajo al nacer. En el sur de Asia, el número de niños que nacen clínicamente bajos de peso (de acuerdo con los estándares médicos aceptados) asciende al 21 por ciento: cifra mayor que la de cualquier otra región importante del mundo. La desventaja de tener un peso bajo durante la niñez parece comenzar con bastante frecuencia en el nacimiento, en el caso de los niños del sur de Asia. En términos de peso por edad, entre el 40 y el 60 por ciento de los niños en el sur de Asia están desnutridos, en comparación con alrededor del 20 y el 40 por ciento, aun en el África subsahariana. Los niños comienzan desprotegidos y permanecen desprotegidos. En esta región existe también, por último, una alta incidencia de enfermedades cardiovasculares. El sur de Asia generalmente se distingue, entre los demás países del Tercer Mundo, por presentar más enfermedades de este tipo.
La probabilidad de que los tres primeros problemas estén vinculados causalmente, como podemos ver, es muy alta. La negligencia en la atención a las niñas y las mujeres, y el prejuicio de género que subyace y que se refleja en la situación que viven, tienden a producir una mayor desnutrición materna, y ésta, a su vez, un riesgo más elevado y una mayor desprotección fetales, un peso reducido en los bebés, y desnutrición infantil. ¿Pero, qué tiene que ver con esto la mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares entre los adultos del sur de Asia? Para interpretar este fenómeno podemos tomar como fuente el trabajo pionero de un equipo médico británico dirigido por David J. P. Barker. Apoyado en datos ingleses, Barker ha demostrado que el bajo peso al nacer está estrechamente relacionado con una mayor incidencia, muchas décadas más tarde, de diversas enfermedades de los adultos que incluyen hipertensión, intolerancia a la glucosa y otro tipo de riesgos cardiovasculares.
La evidencia médica que ha ofrecido Barker, al relacionar los dos fenómenos, abre la posibilidad de proponer una relación causal entre las diferentes observaciones empíricas de la dura suerte de las niñas y las mujeres en el sur de Asia, y el fenómeno de alta incidencia de enfermedades cardiovasculares en esa misma región. Hay una sólida indicación aquí de que se trata de un patrón causal que va de la negligencia nutricional que sufren las mujeres al problema de la desnutrición materna, y de ahí al retraso en el crecimiento fetal y a los bebés bajos de peso, para después pasar, mucho más tarde y en la vida adulta, a los problemas cardiovasculares (a la par con el fenómeno de la desnutrición infantil a más corto plazo). En suma, lo que comienza como una negligencia que afecta los intereses de las mujeres termina causando problemas de salud y de supervivencia para todos, aun en una edad avanzada.
Estas conexiones biológicas ejemplifican una propuesta más general: la desigualdad de género puede afectar los intereses de los varones al tiempo que afecta los de las mujeres. De hecho, los hombres sufren mucho más de enfermedades cardiovasculares que las mujeres. Dado el papel singularmente crítico que tienen las mujeres en el proceso de reproducción, sería difícil imaginar que el despojo al que son sometidas no tuviera un impacto adverso sobre la vida de todos los seres humanos —hombres y mujeres, adultos y niños— "nacidos de mujer", como dice el Libro de Job. Da la impresión de que las penalidades extensivas que desencadena el descuido del bienestar de las mujeres se revierten sobre los hombres como una venganza.
Pero existen también otros vínculos entre las desventajas de las mujeres y la condición general de la sociedad —vínculos no biológicos—, los cuales operan a través de la acción consciente de las mujeres. El desarrollo de las capacidades de las mujeres no sólo aumenta la libertad y el bienestar de éstas: tiene también otros efectos sobre la vida de todos. Un incremento de la participación activa de las mujeres puede contribuir sustancialmente a sus vidas, así como a las de los hombres, y reflejarse en la vida de los niños así como en la de los adultos: muchos estudios han demostrado que el aumento de poder de las mujeres tiende a aliviar el descuido de los niños y la mortalidad, lo mismo que a reducir la fertilidad y la sobrepoblación, y, en términos más generales, tiende también a ampliar el alcance del interés y la preocupación por los problemas sociales.
Estos ejemplos pueden complementarse si se toma en consideración, además, el desempeño de las mujeres en otras áreas, incluidas las de la economía y la política. En muchos países distintos se han observado vínculos importantes entre la participación activa de las mujeres y los logros sociales, y hay abundantes pruebas de que, siempre que los acuerdos se alejan de la práctica habitual —esa que pone en manos de los varones la propiedad—, las mujeres son capaces de emprender negocios y tener iniciativas económicas muy exitosas. Está claro también que el resultado de la participación de las mujeres en la vida económica no se reduce a los ingresos generados por ellas, sino que se extiende a los muchos otros beneficios sociales que se derivan de su posición más elevada y de su mayor independencia.
IV.
Hay algo alentador en estos ejemplos de desarrollo que he venido señalando, y son numerosos los datos que indican que el arraigo de la disparidad de género se ha debilitado en algunas esferas dentro del Subcontinente Indio. Pero desgraciadamente no todas las noticias son buenas: hay también indicios de que existe un movimiento en dirección opuesta, al menos en relación con la desigualdad en la natalidad. Esto se ha puesto claramente de relieve con los resultados preliminares del censo decenal del 2001 en la India, cuyos resultados finales se están cuantificando y analizando todavía. Los resultados preliminares indican que, aun cuando la proporción total de mujeres a hombres ha mejorado ligeramente para el país como conjunto (con una reducción correspondiente de la proporción de "mujeres faltantes"), la proporción de mujeres a hombres entre los niños ha sufrido un descenso sustancial. Para la India en su totalidad, la proporción de mujeres a hombres en la población menor de seis años ha caído de 94.5 niñas por cada 100 niños en 1991 a 92.7 niñas por cada 100 niños en 2001.
Si juntamos todos los datos existentes resulta claro que este cambio refleja, no un ascenso en la mortalidad de las niñas, sino una caída en los nacimientos de mujeres en comparación con los nacimientos de varones, seguramente vinculado con el mayor acceso y el uso más difundido de la determinación de género de los fetos. Por temor a que el aborto sexoselectivo pudiera ocurrir en la India, el Parlamento prohibió hace algunos años, respecto de la determinación del sexo en los fetos, el empleo de técnicas que no se derivaran de otros estudios médicos necesarios. Pero aparentemente se ha descuidado por completo la aplicación de esta ley. Al ser cuestionada por Celia Dugger, la enérgica corresponsal de The New York Times, la policía señaló la dificultad de llevar a término los procesos judiciales a causa de la renuencia de las mujeres a hacer declaraciones sobre el empleo de esas técnicas.
No creo que se trate de una dificultad insuperable (otro tipo de pruebas se pueden presentar en un proceso judicial), pero el que las madres se nieguen a declarar saca a la luz el aspecto quizá más inquietante de esta desigualdad en la natalidad. Me refiero a la "preferencia por los hijos varones" que, con frecuencia, las madres mismas parecen albergar en la India. Esta forma de desigualdad de género no se puede erradicar, al menos a corto plazo, con el aumento de poder y de participación activa de las mujeres, ya que este poder es, en sí mismo, parte integral de la causa de la desigualdad en la natalidad.
La iniciativa de un plan de acción debe atender adecuadamente al hecho de que el patrón de desigualdad de género parece estar cambiando en la India, justo en este momento, alejándose de la desigualdad en la mortalidad (las expectativas de vida de las mujeres a partir del nacimiento se han vuelto significativamente más altas que las expectativas de vida de los hombres) y acercándose a la desigualdad en la natalidad. Y, lo que es peor, existe clara evidencia de que los caminos que se han seguido tradicionalmente para combatir la desigualdad de género, como puede ser una política pública que influya en la educación y la participación económica de las mujeres, pueden no conducir por sí solos a erradicar la desigualdad en la natalidad.
Comparada con la proporción biológica, presente en casi todo el mundo, de 95 niñas por cada 100 niños que nacen, la proporción en Singapur y Taiwán es de 92, la de Corea del Sur baja a 88, y la de China es de apenas 86 —no obstante sus logros en el aumento del poder de las mujeres. De hecho, en Corea del Sur la proporción total de varones y mujeres entre los niños también se reduce a 88 mujeres por cada 100 varones, y la sombría proporción en China es de sólo 85 niñas por cada 100 niños. Comparativamente, la proporción en la India de 92.7 niñas por cada 100 niños (aunque más baja que la cifra anterior, de 94.5) parece mucho menos desfavorable.
Hay, sin embargo, motivos de preocupación. Para empezar, ésta puede ser sólo una etapa inicial, y uno podría preguntarse si, con la propagación del aborto sexoselectivo, la India puede alcanzar —o incluso rebasar— a Corea y a China. Y aún más: existen todavía variaciones sustanciales dentro de la India, y la proporción promedio entre niñas y niños de la totalidad del país oculta el hecho de que hay estados en los que esa proporción es mucho más baja que el promedio.
Aun cuando el aborto sexoselectivo se practica en cierta medida en la mayor parte de las regiones de la India, hay aparentemente una división sociocultural a lo largo del país que lo separa en dos, de acuerdo con la propagación de esa práctica y del prejuicio subyacente en contra de las niñas. En la medida en que nacen más niños que niñas en todas partes del mundo, aun sin abortos sexoselectivos, podemos utilizar como modelo comparativo la proporción de mujeres y varones entre los niños de los países industrialmente desarrollados. La proporción de mujer a varón, entre los niños de 0 a 5 años, es de 94.8 en Alemania, 95.0 en el Reino Unido, y 95.7 en Estados Unidos. Asimismo, nos parece sensato adoptar la proporción alemana de 94.8 como el punto límite, debajo del cual se pueden albergar sospechas de intervención antifemenina.
El empleo de esta línea divisoria produce un corte geográfico notable en la India. En los estados del norte y oeste la proporción de niña a niño oscila entre 79.3 y 87.8, es decir, se mantiene uniformemente por debajo de la cifra límite. Los estados del este y sur tienden, por el contrario, a presentar proporciones entre niñas y niños que están por encima del límite de 94.8 niñas por cada 100 niños. Pero lo sorprendente aquí no es que un estado en particular exhiba su desajuste marginal, sino el hecho de que la gran mayoría de los estados en la India caigan con solidez en dos mitades contiguas, ampliamente clasificadas como el norte y oeste, por un lado, y el sur y este, por otro. De hecho, cada estado en el norte y oeste (con la ligera excepción de los muy pequeños Dadra y Nagar Haveli) tiene estrictamente una proporción de mujer a varón menor entre los niños que cada uno de los estados en el este y sur (incluso Tamil Nadu encaja dentro de esta clasificación). Esto es ciertamente notable.
El patrón de contraste no tiene una explicación económica obvia. Los estados con prejuicios antifemeninos incluyen estados ricos (el Punjab y Haryana), tanto como estados pobres (Madhya Pradesh y Uttar Pradesh), así como estados con un rápido crecimiento (Gujarat y Maharashtra) y estados que no han logrado crecer (Bihar y Uttar Pradesh). Tampoco se puede explicar la incidencia de abortos sexoselectivos por el acceso a recursos médicos para determinar el sexo del feto: Kerala y la Bengala Occidental, de la lista de los estados que no presentan un déficit, tienen cuando menos tantos recursos médicos como los estados que presentan déficit, como Madhya Pradesh, Haryana o el Rajastán. Si en Kerala o la Bengala Occidental son poco frecuentes los abortos selectivos, ello se debe a la escasa demanda de esos servicios en particular, más que a la falta de recursos, lo cual indica que debemos preguntarnos —más allá de los recursos económicos, la prosperidad material o del crecimiento del PIB— por influencias sociales y culturales más amplias. Hay una diversidad de influencias que se debe tomar en cuenta aquí, y sin duda convendría vincular estas características demográficas con datos proporcionados por los estudios culturales y la antropología social. Es posible también que exista una conexión con la política. En otros contextos se ha observado que los estados del norte y oeste de la India le han dado mucho más espacio a las políticas sectarias fundadas en la religión, a diferencia del este y sur, donde los partidos centrados en la religión han tenido muy poco éxito. De los 197 miembros del actual Parlamento Hindú, del Partido Bharatiya Janata y Shiva Sena, que en buena medida representan las fuerzas del nacionalismo hindú, 169 fueron elegidos en la región del norte y oeste. Al tiempo que es importante vigilar de cerca la tendencia a practicar abortos sexoselectivos en todas las regiones de la India, el hecho de que existan claras divisiones relacionadas con la cultura y la política puede sugerir líneas de investigación y de sondeo así como medidas para combatirla.
La desigualdad de género tiene, pues, numerosas caras, diversas y definidas. Para superar muchas de sus peores manifestaciones, en especial los índices de mortalidad, ha probado ser muy eficaz el fomento a la participación activa de las mujeres y el aumento de su poder, a través de la educación y del empleo remunerado. Pero para enfrentar la nueva forma de desigualdad de género, la injusticia que tiene que ver con la natalidad, se necesita ir más allá del problema de la participación activa de las mujeres, y adoptar una actitud más crítica ante los valores recibidos. Cuando el prejuicio antifemenino (expresado en conductas como el aborto selectivo) refleja el arraigo de valores machistas, a los cuales las madres mismas pueden no ser inmunes, lo que se necesita no es sólo libertad de acción sino libertad de pensamiento: la libertad para cuestionar y analizar minuciosamente las creencias heredadas y las prioridades tradicionales. La participación activa, crítica e informada es importante para combatir desigualdades de cualquier tipo, y la desigualdad de género no es la excepción. – — Traducción de Coral Bracho

sábado, 6 de febrero de 2010

"México": “Regeneración”, periódico del lópezobradorismo, ¿puede ser continuador del floresmagonista a los 110 años?" por Pedro Echeverría

Pedro Echeverría V.

1. López Obrador, quien fue despojado de la Presidencia en las elecciones de 2006, junto a su equipo acaba de publicar un tabloide de ocho páginas, con el nombre de “Regeneración” que busca distribuir masivamente en el país como parte de una estrategia que ayude a romper el poderoso cerco que han establecido los medios de información contra su política. Dice Regeneración: La mafia que mantiene secuestrada a las instituciones mexicanas cuenta con un blindaje policial y militar y uno propagandístico: ha puesto al servicio de sus intereses a las corporaciones de seguridad pública y a las fuerzas armadas a intimidar a la sociedad. El otro pilar del régimen es el uso faccioso de la TV, radio y demás medios que están en manos, en su abrumadora mayoría, del grupo en el poder, manteniendo siempre una actitud hostil y calumniosa contra los movimientos populares.

2. Ricardo Flores Magón fue el creador en 1900 del periódico “Regeneración” que le serviría para luchar contra la dictadura de Porfirio Díaz. Si bien en los primeros 10 años el periódico –el más radical y combativo de entonces- tenía una tendencia heredada del liberalismo juarista, a partir de la revolución maderista de 1910 –con base en el carácter burgués (hasta neoporfirista) de esa revolución- Flores Magón radicalizó sus ideas y se transformó en anarquista junto a su periódico. Flores Magón y Emiliano Zapata fueron los personajes más radicales, honestos y consecuentes de la revolución y, precisamente por su intransigencia con los principios, fueron asesinados por órdenes de Carranza y Obregón, los máximos dirigentes de esa revolución burguesa. Muchos preguntan: ¿puede estar la nueva publicación al nivel político de honestidad, valentía, limpieza y combatividad de la floresmagonista?

3. Si dijera que sí o manifestara una simple duda, me mentarían la madre, por unanimidad, todos aquellos que conocen a Flores Magón que ocupó más de una decena de veces las cárceles y fue asesinado en una de ellas, en 1922, por órdenes del gobierno de Obregón. Es innegable que todos los políticos mexicanos del PRI, PAN, PRD y demás partidos –así como los periodistas e intelectuales enganchados en algún poder, han demostrado que sólo buscan más poder, dinero y privilegios. ¿Quién podría comparase con Flores Magón? El 99.9 por ciento de los políticos no conoce la cárcel pero sí los buenos restaurantes y hoteles de París, EEUU y México. Nunca ha encabezado luchas campesinas, obreras, contra la injusticia social, pero sí se ha reunido con grandes empresarios, se pasa el tiempo visitando secretarías de Estado y arrastrándose ante los magnates televisivos.

4. La realidad es que miles de periódicos en México se han llamado “Regeneración”, con predominio de los anarquistas; de la misma manera a otros le han puesto el nombre de Chispa por Iskra de Lenin, Pueblo por Mao, Pluma por Trotski o Contrapoder y Rebeldía por anarquistas. El problema no es el nombre que escojan los admiradores sino observar a través del tiempo si el contenido y la práctica política hacen honor a su nombre. ¿Cuántos “socialistas”, “comunistas”, “de izquierda”, “anarquistas” fueron en su vida sólo de palabra, nunca se enfrentaron en las calles a la burguesía, ni realizaron una huelga, ni nada? Por la actitud, por la práctica política, por el comportamiento, se conoce a las personas no por la ideología que dicen tener. ¿Qué han hecho en los últimos siete u ocho años? ¿Qué tal si hace 30 años eran muy combativos y hoy están al servicio del poder?

5. Si los lópezobradoristas escogieron el nombre “Regeneración” en vez de “juaristas”, “patriotas”, oposicionistas”, y demás zarandajas, pienso que no es para aprovecharse del hombre más importante del siglo XX, sino porque –por lo menos hasta hoy- quieren caminar por el difícil camino de la oposición radical –no violenta- pero que buscan ir a la raíz. Hay muy pocas oposiciones en México y, aunque mi pesimismo me nuble y me haga ver que la izquierda va de mal a peor, que la maldita burguesía siempre está mejor armada, me cuelgo “con esperanza” de lo poco que hay, quizá por miedo a la soledad y al suicidio. Me encantaría que “Regeneración” sea un periódico anarquista que combata al poder donde éste se encuentre (gobierno, empresarios, iglesias, familias, partidos, escuelas, academias, sociedad) pero sería partir de mis deseos y no de la realidad. He participado en por lo menos 50 proyectos de periódicos fracasados.

6. “Regeneración” es importante medio, pero es mucho más lo que sucederá con el lópezobradorismo al írsele cerrando las salidas electoreras. Si hace seis años iba cómodamente sólo, sin competencia al frente, hoy las cosas son absolutamente diferentes, comenzando con el PRD con inmensas dudas de hacerlo candidato. Muchas veces me alegra que a través de los años, sobre todo a partir que fue despojado en 2006, haya mostrado un gran proceso de radicalización: hace seis años tenía confianza en los empresarios, en los medios de información, en las instituciones electorales, en el poder judicial, quien sabe en cuantos dirigentes sindicales charros, en los “intelectuales”, en casi todos; hoy, por el contrario, todos le han dado las espaldas y han organizado todo el aparato en su contra. Le queda lo importante: el pueblo. Pero éste puede ser fácilmente manipulado por el dinero y la TV.

7. Las alianzas electorales de 2010 están arrojando toda la basura política y López Obrador ha declarado estar contra las alianzas que el PRD realiza con el PAN y con el PRI que han sido siempre enemigos del pueblo mexicano, esa es una posición que debe ser aplaudida. Pero esas basuras en las alianzas, en las campañas electorales subsidiadas por el dinero público y el narco, así como los comicios siempre sucios, conforman lo que se llama la democracia mexicana, la real democracia que nos ha gobernado del siglo XIX al siglo XXI, la única democracia que existe, ¿o alguien cree tontamente que hay otra cosa que sea democracia justa? López Obrador, ha sido radical en su último video semanal al denunciar a todo el aparato empresarial, de los medios y del gobierno. Por eso “Regeneración” puede seguir la ruta iniciada en 1900 si es consecuente y no da prioridad al camino electorero.

Luis Hernández Navarro: John Berger: campesino, motociclista y poeta. A propósito de Con la esperanza entre los dientes

El escritor

En la era de los ordenadores John Berger escribe con una pluma fuente Sheaffer. Le fascina su tinta negra, que asegura es “la más maravillosa tinta negra del mundo, por los otros colores que tiene.” También dibuja con ella.
Escribe todo lo que puede, lentamente, con dificultad, durante cuatro o cinco horas diarias, después de resolver los requerimientos del día imposibles de ignorar. Busca minuciosamente la palabra adecuada, revisando en su cuerpo su significado específico. Redacta varios borradores de un mismo escrito. Los revisa y corrige detenidamente.
Dotado de una capacidad de observación sorprendente, su obra es fruto de ella y no de algo que necesariamente le haya ocurrido. Es producto de la experiencia. La narración le permite entrar en otras pieles. Escribe una vez que el silencio que necesita ser llenado encuentra un espacio en su mente. Construye sus relatos como si fueran objetos visibles.
Simultáneamente cronista y testigo, es, por encima de todo, un narrador de historias, tanto así que, hasta en sus ensayos sobre arte, lo que hace es contar historias. Como artista sigue sus instintos, y el instinto lo ha llevado a la historia de las gentes. Es un receptor natural de las historias de los otros y su arte consiste en relatarlas con una gran profundidad. Se sumerge en ellas con pasión e identidad.
Pintor y profesor de dibujo hasta los 30 años, comenzó a escribir porque sentía que lo que pasaba en el mundo era tan urgente que necesitaba hacer algo. Terminaba la década los cincuenta. La Guerra Fría estaba en su apogeo. Sin participar en sus filas, se encontraba cerca del Partido Comunista. Era una figura que hablaba en mítines y daba conferencias. Explicó cómo tomó esta ruta en una carta a sus críticos aparecida en 1954:“Lejos de que la política me haya arrastrado al arte –escribió- es el arte el que me ha arrastrado hacia la política.”
Publicó sus primeros escritos en el semanario de izquierda británico Tribune y, a partir de 1951, en el New Statesman. Eran pequeños ensayos de entre tres y cinco páginas, constreñidos por el formato de una revista. Una colección de estos polémicos escritos se publicó en 1960 con el título de Permanent Red. No olvidó el dibujo, aunque lo mantuvo como actividad secundaria.
Antes, sin embargo, había tenido ya una incursión literaria. Reclutado en 1944 por la Armada, convivió por primera ocasión con trabajadores de carne. “Acostumbraba –cuenta- a escribir cartas para ellos, dirigidas a sus padres y, en ocasiones, a sus novias. Fue la primera ocasión en la que escribí públicamente en un año muy desagradable. Fue una experiencia muy importante.”
En 1958 publicó su primera novela, Un pintor en nuestro tiempo, nacida de su convivencia con un grupo de refugiados políticos del fascismo. Escrita en la forma de un diario, trata de un emigrado húngaro que regresa a Budapest durante el levantamiento de ese año. El libro aborda los dilemas de la relación entre arte y política de la que el autor se ocupó en sus primeros escritos. Termina con el regresó del pintor a Budapest, después de la intervención del Ejército Rojo. La crítica lo recibió con una gran hostilidad. Fue acusado de simpatizar con el totalitarismo.
La experiencia le hizo dudar en escribir más. Sin embargo, a pesar de este atropellado comienzo literario, siguió adelante. Tanto así que casi 50 años más tarde, Berger ha publicado casi treinta libros, diez de ellos novelas, además de poemas, ensayos, crítica de arte, guiones de cine y cuentos. Sus colaboraciones aparecen en varios periódicos, La Jornada, entre ellos.

El motociclista

A sus 81 años de edad John Berger conduce una motocicleta Honda. Con ella ha recorrido Europa de arriba abajo. Con ella se mueve por las calles de Paris. Con ella se traslada Jean Ferrero el personaje de su novela Hacia la boda, una historia de amor en tiempos de Sida.
“El asunto al manejar una moto es que tú manejas el riesgo así que deja de ser desconocido o de estar en la penumbra –dice John en una entrevista–. Otra cosa es que cuando vas manejando el tiempo entre la decisión y el efecto de esa decisión –y ambos dependen de todo tu cuerpo- es el más breve posible. Tú decides algo, y sucede, y en ese momento estás acercándote a algo que está muy cerca de la libertad existencial.”
Esa libertad existencial es la misma con la que escribe: es él quien se pone sus límites, uno de los más grandes lujos que un escritor puede darse. Su voz, libre, clara, directa y práctica, es lo contrario de muchos críticos e intelectuales de la época. Esa libertad interior, es la que le permite eludir compartimentar sus trabajos, intereses y observaciones; la que lo alimenta para expresar sus radicales puntos de vista.
Polémico, original, su curiosidad creativa y versatilidad lo hacen estar muy lejos de los intelectuales “específicos”, aquellos que trabajando dentro de una disciplina determinada son capaces de utilizar su competencia en cualquier otro campo. La “especificad” provoca la pérdida de la visión de todo lo que se encuentra por fuera del campo inmediato de especialización y el sacrificio de la cultura general. Propios del neoliberalismo, estos intelectuales ha querido sustituir lo que Michel Foucault ha llamado el intelectual universal. A diferencia de ellos, Berger es, por la vastedad y el amplio registro de su obra, un intelectual universal.
A pesar de que una parte muy importante de su obra fue escrita fuera de Inglaterra, el autor de Puerca Tierra es uno de los intelectuales británicos más influyentes de nuestro tiempo. Aunque ha confesado que le gustaría que el español fuera su lengua materna, es un escritor de lengua inglesa. Nació en ella y ha vivido en ella.
Heredó de George Orwell, su mentor en las páginas de Tribune, la preocupación por evitar los clisés, las metáforas manidas, el lenguaje perezoso. Aunque no fue cercano a él, su influencia fue muy importante, en el uso del lenguaje, en la búsqueda de la claridad. Orwell corregía sin piedad todos los textos que Berger le presentaba.
Lejos del dogmatismo y de las modas intelectuales al uso, formado en el humanismo marxista, sigue reivindicándose como tal. En el texto Donde hallar nuestro lugar que forma parte del libro Con la esperanza entre los dientes, el autor escribe: “Alguien pregunta: ¿sigues siendo marxista? Y, después de un apasionado relato sobre la explotación contemporánea y la resistencia que la enfrenta, se responde: “Sí, entre otras muchas cosas sigo siendo marxista.”
Sus raíces intelectuales, empero, son mucho más bastas. Además de Orwell es significativa en su educación política la influencia de autores como T S Elliot, Walter Benjamín, Roland Barthes, D.H Lawrence y el marxista austriaco Ernest Fisher. Baruch Spinoza es una fuente de inspiración constante. Más recientemente ve en Retórica bélica deArundhati Roy, una obra apasionada, insolente, que, a pesar de describir situaciones terribles nunca pierde el sentido de que hay cosas maravillosas en la vida.
Prófugo de la Academia, Berger se encuentra a años luz de distancia de los “intelectuales escolares. Su pericia poco tiene que ver con la acreditación necesaria como experto académico en un área. Su trayectoria puede muy bien ser encuadrada en la definición de artista e intelectual independiente elaborada por C. Wright Mills, es decir, de “las contadas personalidades que siguen estando equipadas para ofrecer resistencia y combatir el proceso de estereotipación y la muerte consiguiente de las cosas dotadas de vida genuina.”.
Su paso por distintas escuelas fue una pesadilla. “Mi niñez de los seis a los doce años –ha dicho- se gastó en esas monstruosas instituciones.” Se escapó del colegio a los 16 años para estudiar bellas artes. El motivo principal de su huída –dijo a El País- fue “para mirar mujeres desnudas”. Es hasta su entrada a Escuela de Arte de Chelsea, donde pasó tiempo dibujando, pintando, escribiendo y platicando con Henry Moore, que encuentra un lugar al que pertenecer.
Su verdadera educación, la de la escuela de la vida, transcurre en dos momentos. “Tuve dos educaciones - contó a The San Francisco Chronicle. Una, entre los 16 y los 30 años, cuando viví en Londres. Estuve acompañado de refugiados europeos del fascismo, eran refugiados políticos, en su mayoría judíos. Eran mayores que yo. Había pintores, escritores, filósofos, historiadores. De ellos aprendí de historia en un sentido continental, de política en un sentido mucho más amplio del que se debatía públicamente en Inglaterra entonces.
“Mi segunda educación vino mucho después. Comenzó hace 25 años, cuando me mudé a una villa en los Alpes. Las personas allí, de quienes me hice muy cercano, eran viejos campesinos que alguna vez habían sido hijos de campesinos de subsistencia. Con ellos aprendí de la naturaleza, la tierra, las estaciones, y otras prioridades de acuerdo con las que vivían. Aprendí un montón de asuntos prácticos y físicos y una especie de código ético.”
“Cuando llegué a los Alpes –comentó en otra ocasión- pasaba la mayor parte del tiempo con los viejos campesinos, porque los jóvenes se habían ido, y ellos se convirtieron en mis maestros. Fue como mi universidad, porque no fui a la universidad. Aprendí toda una constelación de sentido y valores sobre la vida.”

El campesino

John Berger nació el 5 de noviembre de 1926 en el seno de una familia de clase media. Su madre era una mujer trabajadora, sufragista y vegetariana, mientras que su padre, ex oficial sin ninguna calificación, se convirtió en director de una empresa de consultoría en finanzas. Tanto su padre y su abuelo, que provenían de Trieste, eran judíos. Sin embargo, su progenitor se convirtió al catolicismo. Después de la guerra, con una beca del ejército el autor estudió tres años en la Escuela de Arte de Chelsea, en Londres.
En 1962 emigró a Francia. El rechaza que se trate de un exilio. Fue su decisión hacerlo. Nunca añoró regresar a su país de origen. Oficialmente se ha dicho que su salida fue para convertirse en un escritor europeo. La realidad, según contó a Juan Cruz en El País, es distinta: “Me fui muy confuso de Inglaterra –dice. Sin saber por qué, algo me impulsó a irme. En realidad no me sentía en casa en la Inglaterra de los años setenta. Me daba cuenta de que mi conducta espontánea, mi forma de hablar, mi lenguaje corporal producían vergüenza en los demás.”
Diez años después, en 1972, G, novela experimental en la que incursiona en lo que después sería el posmodernismo, gana el Broker Prize. Durante el discurso de aceptación del premio fustiga a su patrocinador, Broker McConnell, por sus vínculos históricos de explotación en las Indias Orientales. Dona, además, la mitad del dinero a los Panteras Negras.
¿Fue su actitud cínica? En lo absoluto. Un cínico –dice Oscar Wilde- es aquel que conoce el precio de todas las cosas, pero el valor de nada. Berger es, desde este punto de vista, todo menos un cínico.
También en 1972, la cadena BBC produce la serie de televisión Modos de ver y publica un libro. El texto se convierte en una obra de referencia y de culto para la crítica de arte. De paso, Berger encuentra en su trabajo en ese medio electrónico la forma de ganarse la vida. “Durante 40 años –dijo en 2001 al periódico inglés The Telegraph- me he ganado la vida modestamente escribiendo. Pero hasta cinco años el dinero era un problema. Así es que la televisión era un envío de Dios.”
Durante la década de los setenta Berger colabora con el director de cine Alain Tanner en varios guiones de cine. Salamadra, Jonás que cumplirá 25 en el año 2000 y Messidor son producto de asociación.
Figura importante de la izquierda de los cincuenta, Berger vive el 68 más desde Praga que desde Paris. En el mayo de 68 recolecta cerezas para los ferrocarrileros que estaban en huelga. En julio va a Praga a entregar mensajes de apoyo la “primavera democrática” de Alexander Dubcek, por petición de su amigo Ernest Fischer. Los comunistas dogmáticos lo acusaron en aquel entonces de traidor.
En 1974 publica uno de sus más importantes libros para comprender el mundo actual: Un séptimo hombre, en el que describe la experiencia de los trabajadores migrantes en Europa. El texto tocó la fibra íntima de quienes han experimentado el desarraigo y la separación de las familias. “Puede pasar que un libro –escribió el autor en el prólogo de 2002- al contrario de lo que les ocurre a sus autores, se vaya haciendo más joven con el paso de los años. Y creo que esto es lo que puede hacerle ocurrido a Un séptimo hombre.”
La vivencia de escribir esta obra le abrió, además, un nuevo horizonte. Gracias a él descubrió que no sabía suficiente sobre la gente de la que escribía. “Me di cuenta –asegura- de que podía imaginar su experiencia al arribar a las ciudades pero no podía imaginar fácilmente la vida que habían dejado atrás.”
A partir de entonces se traslada a Quincy, una pequeña villa rural en la Alta Saboya francesa, en la que vive y trabaja como granjero. “Fui a aprender y a escuchar para escribir, no para hablar por ellos -cuenta. Quería vivir algo que fuera relevante en los Alpes franceses. En lugar de retirarme, estaba haciendo mi hogar en un punto nodal de un importante desarrollo en la historia contemporánea del mundo.”
De esa experiencia de vida rural nació su más importante trabajo de ficción: la trilogía “De sus fatigas”, integrada por las novelas Puerca Tierra, Una vez en Europa y Lila y Flag, uno de los más grandes homenajes literarios que se han escrito en la época contemporánea a la cultura campesina.

El poeta

Susan Sontag escribió en In Contemporany English letters: “Admiro y amo los libros de John Berger. Escribe acerca de lo que es importante y no sólo interesante.”
Efectivamente, John escribe sobre lo que es importante. Muestra de ello es Con la esperanza entre los dientes, un libro que lo mismo recupera al poeta turco Nazin Hikmet que reflexiona sobre la resistencia palestina.
El texto transcurre a dos manos descifrando simultáneamente los misterios del gran arte y narrando la vida de los desposeídos. Los ensayos que integran el volumen son de una energía contagiosa, de una curiosidad creativa infatigable. Todos están escritos con una prosa mesurada, un poder de observación sorprendente, desbordantes en detalles significativos y fineza conceptual.
Imbuido por un sentido trágico de la vida –que no le impide reír a menudo- , estos escritos documentan un fundado optimismo en la capacidad de resistencia de los de abajo. A pesar de que no sea conciente de la esperanza que introduce en su obra, ésta existe, no como “una promesa ni una póliza de seguro”, sino como el llegar a ser.
“La poesía actual –dice Berger– tiene una especie de urgencia política. La poesía honra nuestro sentido de que necesitamos limpiar el lenguaje antes de usarlo adecuadamente.” Con la esperanza entre los dientes es, en ese sentido, un gran trabajo poético.

miércoles, 3 de febrero de 2010

¡Echen al Chunko! Granados Chapa

Miguel Ángel Granados Chapa
Reforma
1 Feb. 10




Hoy mismo, 1o. de febrero, cuando se abra el segundo periodo de sesiones de la LXI Legislatura, la fracción del PRD debe iniciar el procedimiento para expulsar de la misma, y aun del partido -si es que pertenece a él- a Ariel Gómez León. Su exabrupto contra los haitianos, burda expresión del más crudo racismo, de una maciza estolidez y de la avaricia miserable, no debe ser condonado por los legisladores y militantes perredistas, porque nadie puede alzarse de hombros como si lo dicho por el legislador chiapaneco fuera mera banalidad, y porque los contamina a todos. Ya bastantes defectos padece esa organización, ya demasiadas tachas se le endilgan como para que caiga encima de sus miembros y de sus representantes populares el estigma de la discriminación racial.

El 14 de enero, apenas dos días después del suceso, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión acordó que los miembros del Poder Legislativo aportaran un día de su salario, su dieta, para los damnificados del terremoto de Haití, que prácticamente destruyó a Puerto Príncipe. Ni siquiera el importe de un día de sus percepciones totales, que duplican el salario base, la dieta en sentido estricto. Cuando Gómez León recibió el cheque con su pago por la segunda quincena de enero, faltaban unos 2 mil 600 pesos, monto de la contribución convenida, ciertamente sin consultar a cada uno de los donantes, pero acordada por el pleno del órgano que actúa en el receso. La disminución irritó a Gómez León, no obstante que se define a sí mismo como un hombre alegre. Y el martes pasado, ante los micrófonos de EXA, se quejó del descuento y del destino de su dinero. Le parece mal que se envíe a remediar necesidades urgentes de la población haitiana, en torno de la cual se ha expresado con hechos la solidaridad de todo el mundo. Y es que considera que los haitianos son abusivos. Supone que no se contentan con recibir una dotación de auxilios y engañan a quienes los distribuyen:
"Como todos son negros y se parecen tanto, habría que marcarlos con una tinta indeleble para que no se les repita la ayuda. La tinta tiene que ser blanca porque la que usa el Instituto Federal Electoral no se les notaría por ser tan negros". Cuando los ve por la televisión, el agudo Gómez León sabe que los rostros de los peticionarios, todos ellos defraudadores en potencia, "no denotan necesidad, sino abusivez", es decir denuncian en su expresión facial su condición de abusivos. Ha de creer que con ese defecto, ningún apoyo alcanzará para colmar a las víctimas y le duele el mal uso de sus 2 mil 600 pesos.

Muy ufano ha de haber quedado El Chunko, que tal es el apodo profesional de Gómez León, por la contundencia de su dicho, pronunciado el martes en la emisión Ojos que no ven, que se transmite de lunes a viernes y en el que figuran junto al diputado Roger Núñez, Sandro Collazo y La Lupe. La emisora, en que Gómez León mantuvo largo tiempo un programa denominado Alegre, es propiedad de Simón Valanci, que ha sido dirigente priista. Trascurrieron el miércoles y el jueves en completa tranquilidad. Pero el viernes la diatriba antihaitiana cobró dimensión nacional. El diario Reforma le concedió espacio en su primera plana y entonces Gómez León se preocupó. Aceptó o propuso muchas entrevistas en medios del Distrito Federal para atenuar el efecto de sus torpes insultos.

No se desdijo. Explicó que se trataba de un comentario chocarrero, dentro de la conversación informal en el estudio. Pero por error el micrófono había quedado abierto y se difundió al aire. Pero él no es racista: ¿cómo lo sería si su padre y su hermana son morenos? Dijo que enviaría una carta al embajador de Haití para ser disculpado. Tal vez fue advertido de que su mezquindad había agravado la ofensa y anunció que donaría un mes de su dieta, no sólo un día, a los necesitados de aquel país.

Pero lo dicho dicho está, como permanece el ánimo que condujo a decirlo. Por eso el PRD no debe limitarse a pedir a Gómez León que se vaya, sino debe expulsarlo, so pena de que el adverso juicio público al diputado lenguaraz recaiga sobre un grupo urgido de prestigio. Hay un problema, sin embargo: Gómez León ocupa su curul por determinación del gobernador Juan Sabines, que al ganar el poder en 2006 se quedó también con la porción chiapaneca del PRD y es parte de los frágiles equilibrios internos de ese partido.

Nacido el 30 de septiembre de 1965 en Ocozocoautla de Espinosa, como el gran escritor Emilio Rabasa -padre de Óscar, experto en derecho internacional; abuelo y tocayo del canciller de los setenta, bisabuelo del catedrático y autor del mismo nombre-, Gómez León se fue de joven a la vecina ciudad de Tuxtla Gutiérrez. Dice haber estudiado "filosofía y letras", que es más bien el nombre de una facultad que de una carrera, y un curso de locución que lo condujo a la radio en 1990. Se hizo popular y por ello el PRI lo puso en la planilla encabezada por Juan Sabines en la elección de ayuntamiento capitalino en 2004. "Me tocó tenerlo como regidor", ha dicho el ahora gobernador para denotar su amistad. Gómez León pasó en 2007 al Partido Verde, que lo hizo diputado local. Y allí estaba el año pasado cuando Sabines decidió que fuera diputado por el PRD, en que el gobernador manda en asociación con Nueva Izquierda. Lo colocó en un distrito seguro, perredista desde el 2000.

Como diputado Gómez León no puede ser reconvenido. Como locutor, lo asiste la libertad de expresión. Pero el PRD debe, si puede, apartarse de gente así.


miguelangel@granadoschapa.com